De acuerdo con el autor, el valor más preciado de un Estado es su soberanía y el de un tribunal su autonomía; sin embargo, ante el surgimiento de normas jurídicas inéditas, funciones judiciales trascendentales y facultades políticas extraordinarias, la propuesta resulta controvertible, especialmente en la examinación de ambos valores a la luz del Derecho Penal Internacional y de los derechos humanos.

Esta es la apuesta de Aníbal Trujillo, quien parte de la premisa que el Derecho Internacional emerge de la voluntad de los Estados soberanos, evoluciona mediante la observancia de criterios consuetudinarios y se consolida por su cabal apego a las normas convencionales.

La obra se encuentra sustentada en jurisprudencias nacionales e internacionales, además, está enriquecida con resoluciones de organismos regionales y universales en derechos humanos, cuyo análisis, en el marco de la legalidad y respeto al principio de la igualdad soberana, permite ofrecer una visión de Estado que impone la puntual identificación de los anhelos nacionales y el adecuado impulso de los intereses del Estado.

En síntesis, la historia del Derecho y de las instituciones, así como el análisis de eventos jurídicos globales, respaldan al autor en su percepción de una justicia internacional, particularmente en materia de derechos humanos, desafiante de los objetivos nacionales, por ello, propone un sistema legal de seguridad para el desarrollo integral del Estado.